Retablos Limeños

 
 

Se considera que el futuro de la humanidad depende de la niñez, por lo que existe una creciente preocupación en enfocarse en las personas que influyen en la vida de los niños y niñas. Muy a menudo estas figuras importantes son mujeres. A lo largo de la historia, las mujeres han sido designadas como las principales encargadas de la realización de actividades esenciales de reproducción y del cuidado de los niños, ancianos, cónyuges y estudiantes menores de edad. En el contexto privado del hogar, las madres como amas de casa eran la piedra angular de la economía al realizar trabajos domésticos no remunerados. Pero una vez que las madres de clase media comenzaron a tomar trabajos remunerados fuera de casa y más recientemente como trabajadoras independientes o empresarias, otras mujeres realizaron los trabajos domésticos. En Perú, donde este trabajo era extremadamente barato y a menudo en el punto ciego de la ley, el concepto de ama de llaves y niñera se fusionó bajo un solo nombre: empleada.

Aunque las trabajadoras del hogar (empleadas) juegan un papel integral en el desarrollo de los niños, sabemos poco acerca de las mujeres que, en este papel, transmiten partes de su cultura, creencias y valores. Generalmente son invisibles para la sociedad, pero son responsables de la educación emocional de los niños.

Como peruana, nacida y crecida en Lima, la imagen de las trabajadoras del hogar siempre fue algo común para mí. Sin embargo, después de vivir en los Estados Unidos varios años, comencé a ver que la tradición de las trabajadoras del hogar, como personajes comunes dentro de los hogares de clase media en las principales ciudades, era el resultado del desarrollo histórico y social particular del Perú en las últimas décadas. Fue el terrorismo y la violencia económica lo que obligó a la migración masiva y junto con la alienación de las mujeres de clase baja, lo que permitió que las trabajadoras del hogar fueran mantenidas por parientes de ingresos más altos o por extraños. Mi experiencia personal entre Perú y Estados Unidos eliminó la normalización de la trabajadora del hogar y me hizo comprender la singularidad de su papel a pesar de la minimización de su papel por parte de la sociedad peruana.

Por lo tanto, decidí presentar a estas mujeres como íconos de Lima a través del lente de mi cámara y la admiración de mi corazón. Creo que al poner a estas mujeres como sujetos centrales de mis imágenes visibilizará sus historias de vida y podrá crear para ellas un espacio importante dentro de la identidad de una cultura limeña mestiza.

Para hacer realidad esta idea, elegí el retablo peruano. Un retablo es una caja tridimensional cultural o religiosa principalmente de la región de Ayacucho. Consiste de cajas rectangulares con puertas que cuentan o describen una historia en una sola escena o una composición de escenas que muestran pequeñas figuras y pinturas con un detalle individual sobresaliente en cada una. Estas figuras y pinturas pueden representar escenas e íconos religiosos, o escenas de la vida cotidiana y las tradiciones. En los últimos años, los retablos escalaron rápidamente de la categoría de artesanía a arte, siendo oficialmente nombrados como Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura en junio del 2019.

Reinventé el retablo como "Retablos Limeños" para darles reconocimiento a las trabajadoras del hogar y los niños que ayudaron a criar como imágenes iconográficas de Lima.  Al enfocarse en estas relaciones, el impacto y la importancia de estas mujeres trascienden de lo que se suponía que era una relación únicamente económica a ser un vínculo inquebrantable, un amor materno-filial entre dos personas no relacionadas que sobrevive a lo largo de los años y supera las convenciones de las clases sociales.